domingo, 10 de junio de 2012

Libro: Practical Magic, de Alice Hoffman




La película Prácticamente magia se basó en el libro de la escritora Alice Hoffman llamado Practical Magic.

He tenido la oportunidad de leer una parte, y puedo decir que, como es de esperar, la historia no es complemente exacta. Hay algunas cosas que difieren en el libro. Y sobre todo cuenta muchas cosas más que no se ven en la película, por ejemplo en una escena de la película una de las tías dice: “Mi pobre Ethan” y se ponen a discutir si fue el destino o un accidente. Pues en el libro cuenta como murieron, veámoslo en este fragmento del libro traducido por mí:

“Las tías, después de todo, todavía guardaban fotografías en sus escritorios de los jóvenes hombres de las que estuvieron una vez enamoradas, de unos hermanos que habían sido demasiado orgullosos para tomar asilo durante un picnic tormentoso. Los chicos habían sido llevados a la muerte por un rayo en el jardín de la ciudad, que cayó donde ellos estaban ahora enterrados, debajo de un llano, rodeado por una piedra donde palomas afligidas recogían el alba y el polvo. Cada agosto, el rayo caía allí de nuevo, y los enamorados se desafiaban unos a otros a correr a través del jardín cada vez que una tormenta de nubes negras aparecía. Los novios de Gillian eran los únicos bastante enfermos de amor para arriesgarse a ser golpeados y dos de ellos se habían encontrado en el hospital después de sus carreras a través del jardín, su pelo se quedó para siempre tieso, hasta el final, sus ojos muy abiertos de allí en adelante, incluso aunque durmieran.”

Otra cosa que no se ve en la película es como acaba el hechizo de amor que las tías le hicieron a una mujer, en el libro sí:

“Mira lo que ellas me han hecho”, lloró la chica del bar. “él no me deja sola ni un minuto. Me acompaña a todos los sitios, incluso al baño. No puedo comer ni dormir, porque él siempre me está mirando. Quiere follarme constantemente. Estoy dolorida por dentro y por fuera.”

Explica muchísimos detalles de la mansión:

“Quince tipos de madera diferentes habían sido usados para los asientos de las ventanas y para el frente de la chimenea. Incluyendo roble dorado, fresno plateado, y una peculiarmente fragante madera de cerezo que despedía la fragancia de la fruta madura incluso en el muerto invierno, cuando cada árbol del exterior no era nada más que un palo deshojado. No había materiales viejos que pudieran servir para el resto de la casa, no se necesitó ninguna carpintería para bruñirla la madera. Si entrecierras los ojos, podrás ver tu reflejo justo en el entablado del comedor o en el pasamanos que sujetas permitiéndote subir las escaleras. Cada habitación era oscura, incluso al mediodía, y todas frescas hasta en el calor de Julio. Nadie que se atreviera a permanecer en el porche, donde la hiedra creció salvaje, intentaría durante horas mirar a través de las ventanas y nunca vería nada. Se había tenido cuidado; el cristal teñido de verde de las ventanas era tan viejo y tan grueso que todo lo de el otro lado parecía como un sueño, incluyendo el cielo y los árboles.”

Mucha información sobre Sally y Gillie que no se ve en la película:

“No es de extrañar que las niñas siempre compartieran la cama durante las tormentas; ambas se asustaban con los truenos y nunca se atrevieron a hablar ni en susurros una vez que el cielo empezaba a retumbar. Cuando finalmente se adormilaban, sus brazos rodeaban la una a la otra, y muchas veces tenían exactamente los mismos sueños. Hubo épocas en las que podían completarse las frases la una a la otra; desde luego cada una podía cerrar los ojos y adivinar que es lo que la otra más deseaba de postre en algún día determinado.”

“Cada piedra, cada manzana, siempre aterrizaba a los pies de las chicas.
Para Sally y Gillian los días estaban llenos de pequeñas mortificaciones: ningún niño usaría un lápiz o una cera que directamente antes hubiera sido tocada por una chica Owen. Ninguno se sentaría al lado de ellas en la cafetería o durante asambleas, y algunas chicas actualmente chillaban cuando entraban en el servicio de las chicas para hacer pis, cotillear o cepillarse el pelo, y tropezaban con algunas de las chicas. Sally y Gillian no fueron nunca escogidas para los equipos de deportes, incluso aunque Gillian era la corredora más rápida de la ciudad y podía golpear una pelota de baseball sobre el tejado de la escuela, sobre la calle Endicott. Ellas no fueron nunca invitadas a fiestas o reuniones de chicas Scouts, o invitadas a unirse y jugar a hopscocht o escalar un árbol.”

“Un bonito día de Abril, cuando Sally estaba en sexto grado todos los gatos de sus tías la siguieron hasta la escuela. Después de esto, incluso los profesores no pasarían junto a ella en un pasillo vacío y encontrarían una excusa para tirar en otra dirección. Cuando ella se escabullía los profesores sonreían ante su extrañeza, y quizás no estuvieran enfadados.”

“Desde el ángulo de las escaleras las chicas podían ver el viejo hornillo negro y la mesa y la alfombra curvada, donde los clientes de las tías a menudo caminaban de aquí para allá. Podían ver como el amor puede controlarte, de la cabeza a las puntas de los pies, sin olvidar cada una de las partes que están en medio.”


Sobre los gatos de las tías:

“Eran unos consentidos y les gustaba dormir en las literas y todos ellos tenían nombres de pájaros: había un Cardenal, y un Grajo, Cuervo y Ganso. Había un torpe gatito llamado Paloma y un irascible destroza todo llamado Urraca, que bufaba a los otros y los mantenía a raya.”

Sobre sucesos extraños:

“UNA VEZ AL AÑO, en la víspera del solsticio de verano, un gorrión encontraba el camino a casa de las Owens. No importaba que alguien intentara prevenirlo, el pájaro siempre se dirigía dentro. Podían poner platitos de sal en los alfeizares de las ventanas y contratar manitas para que arreglaran los canalones y el tejado, y aun así el pájaro aparecía. Entraría en la casa en el crepúsculo, la hora de la aflicción, y siempre vendría en silencio, todavía extrañamente decidido, desafiaba ambos la sal y los ladrillos, como si la pobre criatura no tuviera elección, pero para posarse en las cortinas y en la polvoriento lámpara, desde donde las gotas de cristal se derramaban como lágrimas.
Las tías tenían sus escobas listas, para ahuyentar al pájaro hacia la ventana, pero el gorrión volaba demasiado alto para ser atrapado. Cuando giraba por el comedor, las hermanas contaban, porque ellas sabían que tres vueltas significaban problemas, y tres vueltas eran las que siempre daba.”


Y mucho más que podéis leer si conseguís el libro, pero recordad que no está traducido al español. La verdad es que es precioso.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Leído desde el móvil. Está genial.

David dijo...

Muy bueno, tendré que leer el libro.

nobody dijo...

Me encantaría leer el libro, gracias por los fragmentos que nos facilitaste ;)

Anónimo dijo...

me a gustado